Salud Mental. Preguntas frecuentes.

¿Son los trastornos mentales un tipo de discapacidad intelectual o un daño cerebral?

No, no es un daño cerebral ni implica una discapacidad a nivel intelectual.

Las personas que tienen un problema de salud mental, inicialmente, tienen las capacidades cognitivas preservadas; otra cosa es que, con el paso de los años y con el deterioro, a lo mejor acaben surgiendo algunas dificultades, pero en principio no debe haber ningún motivo para que así sea. 

Puede ocurrir que un daño cerebral sobrevenido (ictus, golpe en la cabeza, derrame cerebral,…) con el paso del tiempo pueda ocasionar un problema de salud mental.

¿Los problemas de salud mental son hereditarios?

Se considera que existe una predisposición genética, pero eso no implico que todas las personas que la tengan acaben desarrollando un problema de salud mental.

Depende de muchos factores: de la situación emocional de la persona, de qué recursos y estrategias tiene a su alcance para hacer frente a las diferentes situaciones de vida,…

Por ejemplo, antes el servicio militar era un momento de ruptura en el que, en muchos casos, provocaba la aparición de un problema de salud mental. También, pueden ser factores de riesgo la muerte de personas cercanas, rupturas sentimentales, problemas laborales,… Es decir, situaciones de ruptura que pueden propiciar que el trastorno se acabe desarrollando. 

También es importante el tema de los tóxicos: el uso de tóxicos (alcohol y otras drogas) puede ser un desencadenante en algunos casos. El problema de salud mental es como un volcán adormecido, siempre latente pero que, en según qué condiciones, puede generar una erupción.

Si a la posible predisposición, se añaden toda esta serie de factores, si se suman al volcán, este último entrará en erupción más fácilmente.

¿Un problema de salud mental es incurable?

Nosotros no hablamos de curación, hablamos de recuperación.

Cuando se presenta un problema de salud mental, a veces se produce una pérdida de capacidades, pero éstas pueden mejorar y hace falta trabajar para recuperar la calidad de vida que había antes del brote o de la aparición del problema de salud mental.

Se trata de problemas de muy larga evolución, que requieren tratamiento, pero la persona puede seguir un buen proceso de recuperación y conseguir tener una buena calidad de vida.

La persona con un problema de salud mental puede trabajar, tener pareja, hijos,… pero todo dependerá del grado del problema  de cómo se haya abordado.

¿Cómo podemos saber que una persona de nuestro entorno puede estar desarrollando un problema de salud mental?

Una de las principales señales de aviso es el cambio que la persona presenta en relación a cómo se había comportado y relacionado siempre; no querer relacionarse con la familia, con las amistades y sufrir aislamiento social son comportamientos que nos deben poner en alerta.

De ser sociable, ahora pasa a querer estar sola, de ser una persona extrovertida ahora pasa a tener un carácter más cerrado,…pero, sobretodo se percibe un sufrimiento, porque hay algo que le genera malestar.

Ya veremos si todo esto debe ir acompañado de un diagnóstico, pero lo que sí se hace evidente es que la persona no está bien. Se deben tener muy en cuenta los cambios.

Y uno de los cambios más visibles es ese aislamiento, unos amigos que ya no están, una soledad cada vez mayor y, poco a poco, estas personas se van separando de la realidad que tenían. De alguna manera, se van aislando y se van quedando más solas.  

Es debido al problema y no tiene nada que ver con una decisión personal y es entonces cuando pueden aparecer temas de autoestima, de no sentirse capaces, de verse diferentes por toda esta serie de síntomas que tienen. Como consecuencia, ven las diferencias que poco a poco pueden provocar una separación de la realidad y se dan cuenta, las detectan y, justamente, esto es lo que provoca que se desborden.

Cuando una familia se encuentra frente a esta situación, ¿cuál es el papel de Arep? ¿Cómo podemos ayudarla las personas profesionales de Arep?

Dando soporte y escuchando, tanto a las personas que sufren la situación en primera persona, como a sus familias.

Acompañando, recogiendo el sufrimiento, la preocupación y, sobretodo, intentando entender la situación. Es muy importante dar las primeras indicaciones, para que entiendan que no son únicas, que eso mismo le ocurre a mucha gente y que estamos aquí para ayudarlas.

Es importante explicar que esto es una realidad que afecta a más familias, a más personas y, por otro lado, también es importante escuchar a las personas atendidas, ayudarlas y buscar la mejor manera para que puedan conseguir sus objetivos, que serán diversos y distintos en función de cada persona. Hace falta acompañar a las personas en este proceso de mejora y de recuperación en función de lo que cada uno quiera obtener, que puede ser volver a trabajar, reemprender los estudios,… Se trata de explorar sus intereses y ver cuál es la mejor manera de ayudarlas, con el objetivo de que los puedan conseguir.

A Arep acuden dos tipos de personas: las que ya vienen derivadas a través de otros servicios de salud, que ya tienen más conocimiento de la situación y ya se puede trabajar con ellas y con sus familias, y aquellas que aparecen en una situación inicial, en la cual la familia no sabe qué puede hacer. En dichos casos, hace falta hablar con la persona y con la familia, con la finalidad de explicar esa nueva realidad que no entienden y que las angustia. De esa forma, podremos intentar orientarlas hacia los servicios de la Red de Salud Mental a pesar de que, en estos primeros momentos, nos podamos encontrar con muchas resistencias.